Existe una ciudad que reúne todo el misterio de África y la historia de España: una pequeña gran ciudad con nombre propio que abre sus puertas al descubrimiento y la diversión. La ciudad de Melilla es la ventana desde la que se miran dos continentes. Un enclave en el Norte de África desde hace más de 500 años, bañada por el mar Mediterráneo, en la que los viajeros a los que les gusta el sabor de lo inédito encuentran unas vacaciones llenas de exotismo, de variedad cultural y de actividades al aire libre.
Desde el encanto de las murallas centenarias de su Ciudadela, hasta la explosión colorista de su arquitectura modernista con más de 900 edificios modernistas y “art decó”, Melilla ofrece a sus visitantes un sinfín de matices para que recorran sus calles. Uno de los mayores atractivos de Melilla, y sin duda el que más invita a su descubrimiento, es el carácter de sus gentes. Aquí conviven diferentes comunidades (cristianos, musulmanes, hebreos o hindúes) manteniendo sus distintas identidades culturales, que llenan la ciudad de Melilla de sorprendentes contrastes y enriquecen los paisajes y las calles de la ciudad. Su clima mediterráneo semiárido asegura una temperatura media en torno a los 18ºC durante todo el año (http://melillaturismo.com)