… de 1928 el bacteriólogo escocés Alexander Fleming, descubre la penicilina. El hecho se produjo de forma accidental cuando unos cultivos de estafilococos que estaba preparando se contaminaron con Penicillium notatum, lo cual le permitió observar que alrededor del moho se formaban zonas circulares en las cuales no se detectaba presencia de bacterias. Sus trabajos posteriores lo llevaron a aislar, a partir del moho, una sustancia, a la cual bautizó con el nombre de penicilina, que se caracterizaba por su gran poder antibacteriano. El descubrimiento de Fleming cayó en el olvido durante décadas, hasta que en el curso de sus investigaciones en la Universidad de Oxford, y debido a la necesidad de disponer de sustancias antibacterianas para mejorar el tratamiento de los soldados aliados heridos durante la Segunda Guerra Mundial, se pudieron aislar y producir cantidades suficientes de penicilina como para aplicarla a la curación de seres humanos, con lo cual se convirtió en el primer antibiótico con aplicaciones prácticas de la historia y se abrió el camino a una auténtica revolución en la medicina del siglo XX.
